28 feb 2010

Desesperación de un 28 de febrero


Desde que se acuerda ha sido así, bien bien así, cuanta desfortuna en ese ámbito, pero que casualidades conflictivas, tratando hacer feliz a las personas que tanto quiere, pero echándolo siempre ha perder, con su eso, que sube y baja.
Deseando alcanzar con todo su esfuerzo, para que cuando llegue, pase una leve brisa y se sienta resvalar, deslizándose hasta llegar al fondo donde se encontraba. Dejando arriba todo destrozado pues ella hizo esa leve brisa una gran tormenta destruyendo todo a su paso.
Mirando desde abajo, contempla la desgracia de la cual fue autora, deseando subir a arreglarla, pero sabiendo que si lo hace, no funcionaria, solo empeoraría más y más las cosas.
Luego se encuentra montañas mas altas y todas las quiere subir, el tiempo con sus experiencias le han enseñado que debe detenerse para no llevar su desgracia a todos lados, así que ella lo hace y solo las observa de lejos, sentada en su hoyo en el suelo. Pero aún así la montaña al sentirse observada se derrumba para llegar al hoyo, convirtiéndose en polvo que bien fácil se lleva la brisa.
Y entonces no sabe que hacer, quizá debe de cerrar los ojos o quitárselos para que las montañas no se sientan observadas. Cortarse las piernas para no volver a intentar subir una, o simplemente seguir tratando de comprender porque esas subidas y bajadas para hacerlas desaparecer, lo cual resulta mucho más difícil que sus otras opciones.

11 feb 2010

Barbaridades


Hay veces que una simple coincidencia marca una gran diferencia, el más insignificante detalle se llega a convertir en lo mas importante, una fría y lejana mirada se acerca siendo cada vez mas cálida hasta que quema tanto que olvidas que con agua se apaga.


Todas las veces que damos lo lejano como hecho, llega el punto donde las cosas van perdiendo sentido hasta que se desgastan completamente.

Las miradas angustiantes de las gentes preocupantes en los alrededores van acomodando de la mejor manera posible buscando el beneficio propio.


El ácido viento que irrita, la dulce nube que maravilla, el hiriente pasto verdiando, el resplandeciente rayo iluminando, brillante tinta manchando, la densa niebla cegando, sinceros azules flotantes, grises morados sin verdes.