21 abr 2010

Callate y escuchale pestañear sin dejar de respirar,siguele con la mirada a donde quiera que la suya va,bien que puedes sentir tu corazón palpitar ,te gustaría tanto su imagen congelar, que ni el viento la pueda borrar, efimeros encuentros se te ve anhelar, donde la tranquilidad de su mirada te hace explotar, el misterio del momento, los audifonos gigantes y ese tic con la mano no te dejan descansar. El movimiento de su cabello, las pecas en su rostro, el pircing en su labio...


Deja ya niña de jugar, es hora de despertar.

15 abr 2010

..y la mujer que habla de su pasado cuando era bonita

Y se le observaba insistente, cada detalle, cada movimiento, cada parpadeo, cada bostezo, se volteaba a lecturas falsas, cuando la mirada pesaba, esperando distracción para volver de nuevo.

Porque aquel momento, tan extraordinario, inesperado y fascinante la convirtió en algo desconocido, su mirada le hizo correr la suya lejos, manteniendo la de el así en su mente por varios minutos, aun siente que al cerrar sus ojos puede ver esa mirada en su mente.

Cada día es la misma historia, mira los asientos vacíos esperando que dejen alguno para el, esperando que suba. Pero no todos los días, no todos los días.

Y se mira tan despreocupado, como si su mundo fuera tan perfecto que no necesitara nada más, sin mirar nada que ella pudiera encontrar.
Y cuando miró que movía sus labios con un extraño, bajó el volumen del reproductor para escuchar su voz.

Parecía que la observaba todo el camino, estuvo de pie frente a ella por mas de mil horas, años, siglos. Y despreocupado por la extraña frente a el, parecía no percatarse que ella no dejaba de desear que el extraño que estaba sentado junto a ella se esfumara, para sentir su hombro junto al de ella. Y quizá al sentir sus intenciones o por mera coincidencia el extraño pidió su parada. Pero el no se sento, y ella se sintio incomoda y comenzó a plantear un millón de hipótesis, había hecho un par de segundos cuando el encuentro entre dos pares había sucedido, tal vez fue eso, según su mas real hipótesis.

Mientras mas tiempo pasa, mas fuerte son sus ilusiones, se mira lejana en las nubes por mas de ciento veinticinco minutos pero luego deja que las dos y media la bajen muy rápido, y es que todos los kilómetros son muy ondulados y negros, como con muchas manchas muy agradables y un par de árboles gustables.

Llega el de los chocolates y a veces el de los bolis, el ciego señor cantando y la mujer que habla de su pasado cuando era bonita. Ella recordando esas cuatrocientas veces mirándolo y las trescientas veinticinco que sintió la mirada de el, que bien, que bien. Las de el como relámpagos y las de ellas como veranos.

Llega el semáforo y pide su bajada, otro toma su asiento y el no se percata de su ausencia.

Ella sigue su camino y no piensa en el asunto hasta el otro día que sube al anaranjado. O al menos así fue por un tiempo. Uno no muy largo, hasta se puede contar con cabellos morados.