Se me están quemando los dedos

las grietas incrementa entre recuerdos.
Me está comiendo el orgullo
da igual yo siempre le huyo.
Perdieron su efecto los inviernos
ya no me detiene el frío
ni me asusta la nieve.
De nuevo todo carece de sentido
y nada se lleva toda la importancia.

La canción de mi vida.

No sé, a veces intento encontrarme en un mundo lleno de perdición. Pero es como si todos mis intentos fuesen frustrados por la idea tan absurda de no saber lo que realmente quiero. No es mi culpa ni la de nadie, viene desde la predisposición, el contexto, los cambios sociales y pues mi resistencia más que nada, pero que más da, un simple rasguño puede atravesar tu piel, pero no hay nada que con el tiempo no se vaya a borrar, sino pues siempre se puede evadir u ocultar.
No es para que lo entienda, pero cómo me gustaría al menos intentar explicarlo, pero no, siempre se queda todo amontonado, enredado, abandonado...
Me da risa, porque pues está mejor.

                                                                                                                                                                                                                                                                               Me arranqué la espina que traía enterrada, 

no sentí dolor ni alivio, 

no sentí nada. 

A veces me imagino que ya no sé sentir, 

que ya no sé ser. 

Luego me asusta imaginar, pero me asusta más despertar,

y no tener espinas. 

Ya no te quiero. 

Me di cuenta al rato de que volviste, fueron tantas veces las que me acostumbré a repetir "no volverá a pasar" que al fin se me hizo realidad. Te tuve y no sentí más nada, ni si quiera por el recuerdo de que me erizabas la piel con el simple hecho de oír tu voz.