Me enseñó un dolor que oprime mi pecho hasta casi sentir morir. Yo no lloro por su persona, lloro por perder lo que tanto amaba: nosotros.
No quiero saber nada, quisiera no sentir nada.
Espero no perderme en el intento.
Me siento tan patética que no puedo ni escribir, ni leer, ni pensar en otra cosa.
Parece que ni si quiera sale arte de mi dolor, solo hay dolor, solo eso hay.
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